Summary: | El artista poseería la capacidad de percibir las relaciones absolutas y
permanentes, contenidas en las formas transitorias y cambiantes de nuestra
naturaleza tanto interior como exterior. El arquetipo, el movimiento y el ritmo
describirían energías fundamentales que formarían parte de nuestra esencia
más profunda, traduciéndose en símbolos. Así en las composiciones de las
obras artísticas existiría una geometría que se correspondería con una
simbólica de la totalidad, que ya se aplicaba a figuras o esquemas desde la
antigüedad y en las religiones más diversas. En este artículo veremos como el
artista, sería capaz de transcribir mediante arquetipos la geometría inmaterial
y abstracta que se escondería en el reino de la naturaleza, llena de
proporciones y simetrías que se reflejaría a través de la experiencia plástica.
El símbolo llevaría tanto al creador como al espectador a tener una vivencia
que produciría un conocimiento más amplio, pudiendo estudiar los procesos
psicológicos de la actividad plástica a través de estos arquetipos.
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