Summary: | Es frecuente escuchar a pescadores artesanales criticar regulaciones que no se ajustan a la realidad del territorio, definidas por funcionarios desconocedores del terreno y cuyas decisiones responden a presiones que poco tienen que ver con la salud de los ecosistemas, el bienestar de los pescadores o el suministro óptimo de alimentos.
En la comercialización de productos pesqueros locales en Tenerife tenemos un claro ejemplo. La normativa europea contempla la posibilidad de vender pequeñas cantidades a consumidores finales, pero las transposiciones de los países miembros han generado marcos regulatorios con diferentes implicaciones, dependiendo de si un pescador cala sus artes a un lado u otro de la frontera, o incluso en una región u otra del mismo país.
En Tenerife, la legislación vigente y la estructura del mercado de productos pesqueros locales han generado cierto desabastecimiento en el litoral, por lo que los consumidores deben desplazarse a las pocas pescaderías que quedan en distantes núcleos urbanos, o adquirirlo en su comunidad, como tradicionalmente han hecho, a pescadores profesionales que venden ahora su producto de forma ilegal, o a pescadores furtivos, fomentando en ambos casos el mercado negro. Este trabajo analiza la normativa que enmarca la venta directa en Tenerife y sus consecuencias.
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