Summary: | Resumen: La historia médica destaca la importancia de la ética en cada avance, y la bioética es fundamental para abordar los desafíos éticos emergentes en la salud digital (SD). Este artículo analiza los dilemas éticos de las innovaciones en SD, centrándose en el sistema de salud, los profesionales y los pacientes. La inteligencia artificial (IA) genera preocupaciones, como la confidencialidad y los sesgos algorítmicos. Las aplicaciones (App) móviles empoderan, pero generan desafíos de acceso y alfabetización digital. La telemedicina (TM) democratiza y reduce costes de la salud, pero requiere abordar la brecha digital, los dilemas en la interconsulta: requiere altos estándares de calidad, con protección de la información del paciente y atención a la equidad en el acceso. Los wearables y el internet de las cosas (IoT) transforman la atención médica, pero enfrentan desafíos éticos como la privacidad y la equidad. La bioética del siglo xxi debe ser plástica, puesto que las herramientas de SD demandan adaptabilidad, con revisión constante y consenso, exigiendo a las facultades de ciencias de la salud una preparación que se ajuste a los cambios que iremos viendo en los años venideros. Abstract: The medical history underscores the significance of ethics in each advancement, with bioethics playing a pivotal role in addressing emerging ethical challenges in digital health (DH). This article examines the ethical dilemmas of innovations in DH, focusing on the healthcare system, professionals, and patients. Artificial Intelligence (AI) raises concerns such as confidentiality and algorithmic biases. Mobile applications (Apps) empower but pose challenges of access and digital literacy. Telemedicine (TM) democratizes and reduces healthcare costs but requires addressing the digital divide and interconsultation dilemmas; it necessitates high-quality standards with patient information protection and attention to equity in access. Wearables and the Internet of Things (IoT) transform healthcare but face ethical challenges like privacy and equity. 21st-century bioethics must be adaptable as DH tools demand constant review and consensus, necessitating health science faculties’ preparedness for the forthcoming changes.
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