Summary: | Partiendo de dos experiencias docentes, nos centramos en la indagación de las posibles causas de una actitud muy recurrente en estudiantes de grado y posgrado en la universidad: el fatalismo (categoría propuesta por Ignacio Martín-Baró). Entendido como una actitud vital y modo subjetivo de pensar y afrontar la realidad, basado en la indolencia y en el convencimiento de la imposibilidad de cambio y trasformación del status quo imperante. Sostenemos que el fatalismo es, en nuestros días, una marca de la subalternidad y la otredad, definitorias de la condición de sujeto colonizado por el capitalismo en su pliegue neoliberal, pensado en nuestro contexto suramericano.
Luego, remontamos algunas propuestas de Aníbal Quijano, Michel Trouillot y Suely Rolnik quienes nos aportan elementos para pensar en la construcción de una subjetividad diseñada para sumirnos y sostenernos en el fatalismo, en un convencimiento inconsciente de la imposibilidad del cambio: no sólo es la reproducción de las condiciones materiales de existencia y la experiencia subjetiva concomitante de que el cambio es imposible lo que causa el fatalismo, sino que estas condiciones estructurales están acompañadas complementariamente por un diseño superestructural que lleva a la construcción de una subjetividad fatalista. Y allí, los medios masivos de comunicación y, sobre todo, la educación formal (quizás diseñada por los colonos enunciados por Fanon) son decisivos.
Volvemos a beber en la fuente de Simón Rodríguez para pensar en la posibilidad del paso abismal entre la independencia y la libertad, la necesaria continuidad del efímero vencedor material de la milicia en persistente miliciano del pensamiento. También, para imaginar un segundo nacimiento en el útero de la educación, donde todas y cada una de las subjetividades lleguen a albergar el saber de su propia contradicción y el modo de apropiarse de ella.
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