| Summary: | El uso y la fabricación de petates han sido actividades constantes en el actual territorio mexicano (y más allá de sus fronteras) desde épocas muy tempranas, continuando hasta nuestros días sin cambios sustanciales. Por ello, el estudio de estos objetos es un excelente ejemplo de etnoarqueología, es decir, el empleo de datos etnográficos para generar explicaciones sobre las sociedades pasadas, mediante la comparación de hechos presentes con datos provenientes de la cultura material del pasado. La información que los petates pueden revelar está relacionada a múltiples aspectos sociales: desde la vida cotidiana hasta tópicos relacionados con los gobernantes y la religiosidad de las poblaciones que los han utilizado.
En el actual poblado de Nunkiní, Campeche, se realiza la elaboración de petates, incluidos algunos de gran belleza, que son llamados en maya “ki’ichkelem póop” (hermoso petate); estos constituyen una remembranza de lo que pudo haber sido la fabricación de objetos similares durante la época prehispánica y que, por su gran calidad, estarían dirigidos a las clases gobernantes de la región, la cual se encuentra en el extremo occidental del Puuc campechano.
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