Summary: | La última semana de marzo fue potente en Córdoba. Tuvo sus preliminares en la marcha del 8M y la del Día de la Memoria: no fueron dos marchas más, fueron multitudinarios encuentros que nos convocaron para exigir justicia, para interpelar la memoria, la historia, nuestras sociedades y la coyuntura político-económica. Y, cuando aún quedaba el recuerdo de esas dos acciones contestatarias, días después, el 27 de marzo, recibimos por primera vez en Córdoba al rey de España, Carlos Borbón, y al presidente de la nación, Mauricio Macri, para la apertura de un evento magno: el VIII Congreso Internacional de la Lengua Española, posiblemente el acontecimiento oficial más importante de las últimas décadas en Córdoba.
En clara disidencia, y casi en espejo –la imagen inversa–, tuvo lugar el I Encuentro Internacional: derechos lingüísticos como derechos humanos en Latinoamérica, organizado por la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. Una vez más, el péndulo sumisión-desobediencia que signa la historia de Córdoba mostró la fragmentación de los sentidos sobre el mundo social.
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