| Summary: | Ante las pupilas que recorren constantemente diversos espacios, las texturas de la arquitectura no siempre se muestran con la nitidez que se pretende. El contacto superficial –mirada y tacto– sólo permite, en muchas ocasiones, una percepción pasajera de los lugares. Sin embargo, habitamos sitios y los convertimos con la asiduidad de nuestro cuerpo (físico, sensual y del pensamiento) que se instala día con día, y forma un hogar. Poco a poco, los aspectos fugitivos e imprecisos de nuestro espacio público adquieren, sin notarse, la importancia de enlazarnos con ellos; llega la introspección y encontrar, como azar, un conocimiento profundo del nosotros y donde hemos residido.
Con arreglo de las partes de un todo, la fotografía (aunque sean varias) capta las coincidencias de espacios donde –en un bricoleur– la regularidad cotidiana de pasar, y a veces establecerse, por cada uno de esos lugares logra una simetría incluso con las permutaciones consentidas. La mirada convierte el ritmo arquitectónico de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán en un Trompe-l'œil contemporáneo donde, en palabras de Nicolas Poussin, todo «esto encontrará su puesto».
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