Summary: | En las aulas contemporáneas, más allá del disciplinamiento de los cuerpos y la administración de las conductas de los estudiantes, se está consolidando otra estrategia biopolítica cuyo objetivo específico es el gobierno de la intimidad escolar. Este proceso es un tipo de intervención educativa específicamente violenta para llegar de modo más profundo en la conciencia del estudiante y alfabetizar sus emociones. Educar lo que sentimos, y que esa sensibilidad esté inducida por las estructuras de instituciones formales como la escuela, es enfrentarse a la más eficiente tecnología de sometimiento del estudiante, la institución de contenidos éticos y morales, alimentados por la sensibilidad emotiva de la racionalidad neoliberal, para legitimar y fomentar una agenda anímica con los valores trascendentales y funcionales para que una vida sea digna de ser vivida.
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