Summary: | En el contexto de una crisis ecológica que amenaza el destino de las especies que pueblan la Tierra, incluida la humana, la pandemia causada por el virus SARS-CoV-2 cae en un mundo en extinción. Esto nos obliga a revisar el discurso parasitológico contemporáneo que no ha dejado de articular la lógica del intruso basándose en una concepción afirmativa o incluso bondadosa del parásito. Sean cuales sean los modos de infección parasitaria, una inconfesada dialéctica evolutiva conserva el futuro de lo viviente. Pero si planteamos como originaria la intrusión del parásito y la economía parasitaria como estructural poniendo el énfasis en su negatividad constitutiva, su apertura al futuro debe ser considerada como destitución de todo porvenir. En este planteamiento, lo inerte viene a dar cuenta de dicha negatividad constitutiva en calidad de resto latente que procede como materialización de la contingencia, afectando irreversiblemente al tiempo y a su vivencia, y constituye, de ese modo, un trauma para el mundo y para la vida; el trauma de lo humano que muta para extinguirse.
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