Summary: | Los Ayuntamientos constituyen la base del poder local, por lo que tener su control era básico para la gobernabilidad de las villas, pueblos y ciudades y por ende de la nación, tanto en el Antiguo Régimen como en la época Contemporánea. En el Antiguo Régimen poseer su gobierno o pertenecer a la élite que los constituía era sinómino de dominio y autoridad y fuente de beneficios con la distribución'de cargos administrativos y gubernativos de la ciudad, con los que se controlaba toda la vida municipal: justicia, abastos, actividades industriales y gremiales. A esto se debe añadir que Toledo era una de las pocas ciudades españolas con voto en Cortes, por lo que conseguir una magistratura o cargo municipal podía reportar grandes provechos judiciales y económicos y proporcionar una superior categoría a su poseedor. Todo ello produce un doble efecto: por un lado, las oligarquías locales tratan y consiguen monopolizar los cargos municipales y por otro, el poder regio decide intervenir en su gobierno de forma efectiva y directa mediante el nombramiento de la autoridad suprema en el municipio: el corregidor y otros cargos importantes, con lo que el control de los concejos es total y absoluto por parte del rey.
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