María Callas: La Divina

<p>Podría decirse ingenuamente que mis más de 40 años de amistad ininterrumpida con José Félix Patiño casi que comienzan y terminan con María Callas.</p><p>Pero antes de causar alarma entre mis oyentes, quiero calificar mi afirmación diciendo que comienzan y...

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Main Author: Efraim Otero Ruiz
Format: Article
Language:Spanish
Published: Editorial Kimpres 2000-12-01
Series:Medicina
Subjects:
Online Access:http://revistamedicina.net/ojsanm/index.php/Revistamedicina/article/view/666
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description <p>Podría decirse ingenuamente que mis más de 40 años de amistad ininterrumpida con José Félix Patiño casi que comienzan y terminan con María Callas.</p><p>Pero antes de causar alarma entre mis oyentes, quiero calificar mi afirmación diciendo que comienzan y terminan en un sentido más estrictamente histórico que afectivo. Veamos por qué.</p><p>A finales de 1958 era yo apenas un residente de medicina interna y endocrinología en el Columbia- Presbyterian Medical Center de Nueva York y José Félix había ya completado su grado y su postgrado en la Universidad de Yale.Como lo relata en su libro, él ya había tenido la oportunidad de oír y admirar a María Callas desde los asientos de galería del viejo Metropolitan de la calle 38.</p><p>En cambio yo, llegado a Nueva York desde Tennessee sólo a comienzos del año, y embebido 13 horas al día en mi trabajo de dosificación biológica de TSH, apenas si había tenido el tiempo y el dinero para visitar los museos, las galerías y tal cual concierto en Carnegie Hall compitiendo con los “musicals” de Broadway. Con una beca que apenas igualaba los menguados salarios de mis compañeros de residencia, debía contar y recontar los escasos dólares y -en compañía de amigas y amigos del laboratorio tratar de reservar y comprar la boletería con meses de anticipación para evitar los precios de estreno inmediato o de reventa que -aun para gallinero quedaban bien fuera de nuestro alcance.</p><p>Callas había electrizado al público neoyorquino desde su llegada en Octubre del 56 a Idlewild (como se llamaba en esa época el hoy Aeropuerto Kennedy) con toda la fanfarria musical y propagandística que la acompañaba y con su debut en Norma (con la fenomenal Casta Diva).</p><p>Seguida luego por Tosca en Noviembre, destacando apartes de esta misma ópera en el show de Ed Sullivan en la televisión en blanco y negro y finalizando con las dos apoteósicas presentaciones de Lucia di Lammermoor en Diciembre, para después rematar su estadía en la “gran manzana” con el fastuoso baile del Waldorf Astoria en Enero del 57...</p>
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