Summary: | La ciudad fundacional requería del territorio agua y posición para procurar vida y defensa. Cuatrocientos años después los procesos de industrialización fueron generando una franca disminución en la calidad de vida urbana. La economía moderna, los nuevos programas y el aumento de la población paralelo al creciente deterioro urbano, imprimieron a la ciudad nuevos requerimientos, que en el caso de La Serena, se abordaron desde el Estado. La antigua urbe defensiva, cerrada y centrada sobre sí misma, con un único espacio público de relevancia, su Plaza de Armas, se transformó en 6 años, en una nueva ciudad ampliada y modificada, ‘engastada’ tanto en el manto que la contiene como en la ciudad tradicional. El orden interno y la ampliación surgieron desde el terreno propio, donde emergió una ciudad moderna, con una espacialidad esponjada, construida por la inserción de espacios libres: antejardines, rompimiento de la línea de cierre de las manzanas, plazoletas… y como resultado: vistas múltiples y aperturas al paisaje más lejano. Estos nuevos lugares a escala del plano urbano generaron una condición de ciudad más abierta, diversa y compleja, que hoy entendemos como la Ciudad Moderna. Es este conjunto de obras construidas las que reportan identidad, pertenencia y pertinencia.
|