Summary: | Desde hace más de 500 años, los países de Iberoamérica comparten una identidad cuya máxima expresión actual son las Cumbres Iberoamericanas. Iniciadas en el año 1991 tras la propuesta española, estas reuniones tienen como finalidad ser un foro de cooperación y diálogo útil para los miembros.
Desde el comienzo, las cumbres han atravesado diferentes crisis causadas principalmente por la aparición de otros foros de integración regional, la falta de participación ciudadana y el papel hegemónico de España. Para solucionar las crisis se optó por la institucionalización (creación de SECIB y SEGIB) y por la elaboración de informes de expertos.
El tiempo ha demostrado que esas soluciones no son efectivas para conseguir que las cumbres tengan sentido en el panorama actual. Por ello, se deben llevar a cabo nuevas reformas que cambien el rumbo y la razón de ser de las reuniones para asegurar su supervivencia.
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