Summary: | El envejecimiento de la población y la creciente carga de enfermedades crónicas con el consiguiente aumento de morbilidad que originan, constituyen hoy en día un reto para los sistemas sanitarios. Para hacer frente a esta nueva realidad demográfica, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha destacado la necesidad de transformar los sistemas de salud con el fin de pasar de los modelos curativos centrados en las enfermedades a una atención integrada y centrada en el paciente1. La atención integrada es un principio que busca mejorar los resultados de salud mediante la integración de los procesos asistenciales. Se trata, en definitiva, de dar coherencia y buscar sinergias entre los diferentes niveles del sistema sanitario para lograr que los cuidados sanitarios sean menos fragmentados, más coordinados y más eficientes, y en definitiva, de mayor calidad2. El Institute of Medicine (IOM) define en 2001 la calidad asistencial como el grado por el que los servicios asistenciales incrementan la posibilidad de resultados de salud deseados para individuos y poblaciones, en concordancia con el conocimiento profesional actual. Las dimensiones esenciales de la calidad incluyen efectividad, eficiencia, equidad, accesibilidad, atención centrada en el paciente y seguridad3. El informe Order for Chaos emitido por la National Patient Safety Foundation (NPSF) concluye que una deficiente integración de la asistencia está vinculada a un mayor número de eventos adversos, por lo que las mejoras en esta área deben encontrarse entre las principales prioridades para lograr un sistema sanitario seguro, efectivo y eficiente4. Asimismo, destacan como aspectos para seguir avanzando en la mejora de la seguridad del paciente la necesidad de trabajar en equipos multidisciplinares integrados, el fomento de la participación del paciente como verdadero socio en todos los aspectos de la atención y la creación de entornos laborales seguros. Osakidetza ha trabajado durante años en la búsqueda del máximo nivel de seguridad clínica para sus pacientes. La seguridad constituye una prioridad para el Departamento de Salud y es uno de los objetivos recogidos tanto en el Plan de Salud 2013-2020 como en los Retos y Proyectos Estratégicos de Osakidetza 2017-2020. El primer documento que recogía las diferentes líneas de acción corporativas se elaboró en el año 2013 con el fin de convertir la seguridad en uno de los pilares de la asistencia sanitaria, contribuyendo al mantenimiento de la cultura de seguridad. Con la Estrategia de Seguridad 20 20 se pretende garantizar la continuidad de líneas de acción, respaldando el aprendizaje de los últimos años y asumiendo nuevos retos, que buscan promover una cultura de seguridad integral, consolidar el modelo de participación de los profesionales y potenciar la comunicación y coordinación asistencial, cada vez más necesarias en un sistema sanitario complejo como el nuestro. Por todo ello, un enfoque integrado en base a los sistemas necesarios para asegurar la seguridad del paciente también ayudará a garantizar la calidad de la asistencia5, de ahí que constituya un tema prioritario a nivel mundial pese a los esfuerzos realizados y las mejoras implantadas.
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