Summary: | A diferencia de las crónicas modernistas del siglo XIX –como las de Rubén Darío o José Martí– en donde se defendía el lugar «yo» del sujeto (Rotker 1992), en el periodismo narrativo de Leila Guerriero, la subjetividad se expresa en las formas elegidas para contar; es decir, en cada uno de los procedimientos que construyen su práctica de escritura, más que en lo gramaticalmente manifiesto. En Teoría de la gravedad (2018), el discurso se codifica mediante un uso particularmente poético del lenguaje. En estas crónicas autorreferenciales (o relatos-perfiles), la autora evoca su infancia, su juventud y los días contemporáneos a su escritura desde una perspectiva que pretende indagar la propia intimidad, a partir de una dinámica precisa del «mirar» y del «contar». Se auto-representa en el espacio de la narratividad como sujeto-límite (por momentos, borroso) entre un interior subjetivo y un exterior narrable, a fin de encontrar otro sitio en la escritura donde pueda cobijar-se en el proceso del devenir más que en el del ser.
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