Otras antropologías y otras historias de la antropología argentina

Es interesante que mucha gente no supiera definir lo que yo hacía: Cortazar decía que NO era folklore, compañeros que leyeron en público el informe sobre poblamiento, que era cualquier cosa pero que NO era antropología; Palavecino: que primero tenía que arrastrarme antes de volar; algunos otros que...

Full description

Bibliographic Details
Main Author: Rosana Guber
Format: Article
Language:English
Published: Museo de Antropologia 2010-12-01
Series:Revista del Museo de Antropologia
Online Access:https://revistas.unc.edu.ar/index.php/antropologia/article/view/5458
Description
Summary:Es interesante que mucha gente no supiera definir lo que yo hacía: Cortazar decía que NO era folklore, compañeros que leyeron en público el informe sobre poblamiento, que era cualquier cosa pero que NO era antropología; Palavecino: que primero tenía que arrastrarme antes de volar; algunos otros que mis cosas eran una mezcla de sociología, geografía humana, historia; otros más audaces hablaban de antropología aplicada, etc.etc. /…/ Pero quiero reiterar mi desapego a que me incluyan como miembro de la comunidad de antropólogos académicos. Mi decisión fue en su momento, bien pensada y meditada: tratar de hacer algo que no sabía muy bien qué era, pero sí sabía que no tenía que hacer lo que hacen los académicos (Bilbao 2003, comunicación personal). Pese a todo, Santiago Bilbao se había graduado con la primera cohorte de licenciados en ciencias antropológicas de la UBA en 1963. Sus caminos lo llevaron desde las comparsas del carnaval porteño hasta los obrajes del Chaco, los migrantes santiagueños y los “obreros-dueños” de la cooperativa de Campo de Herrera en Tucumán, hasta que se radicó en Venezuela y colaboró con productores de papa y de banano, para terminar escribiendo sobre los tramos argentinos de dos antropólogos extranjeros: Alfred Métraux y Roberto Lehmann-Nitsche. La decisión de su “desapego” a quedar encuadrado en alguna clasificación académica, muy propia de una personalidad inexorablemente comprometida con la práctica social y el trabajo de campo, que para él eran sinónimos, fue una de las tantas opciones que tomaron los antropólogos y otros cientistas sociales en los años 60-70. Esa opción encierra, como todo lo que él hizo, una cantera de sentidos que una antropología de la antropología está en condiciones de exhumar.
ISSN:1852-060X
1852-4826