Recuerdo del descubrimiento de la enfermedad de Chagas.

<p>A través de mis largos años he vivido en el trópico y he visto el sufrimiento de nuestros campesinos por esta grave dolencia y, a la par que he sido testigo de tal situación, he presenciado también los esfuerzos extraordinarios realizados en Colombia para su estudio y para su contro...

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Main Author: Hernando Groot Liévano
Format: Article
Language:Spanish
Published: Editorial Kimpres 2000-08-01
Series:Medicina
Subjects:
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description <p>A través de mis largos años he vivido en el trópico y he visto el sufrimiento de nuestros campesinos por esta grave dolencia y, a la par que he sido testigo de tal situación, he presenciado también los esfuerzos extraordinarios realizados en Colombia para su estudio y para su control, que a todos nos deben enorgullecer; estos fueron hechos en épocas recientes por personas como Augusto Corredor, Felipe Guhl y muchos otros investigadores que sería muy dispendioso enumerar.</p><p>Años atrás los nombres de Benjamín Otálora, Hernando Ucrós y especialmente Santiago Renjifo y César Uribe Piedrahíta, tienen que venir a nuestra mente. Santiago Renjifo, investigador infatiga-ble de la enfermedad, fue además creador del Instituto “Roberto Franco” de Villavicencio y uno de los artífices más importantes de la Facultad de Medicina de la Universidad del Valle. A César Uribe Piedrahíta se debe, el haber iniciado el interés en Colombia por el estudio de esta parasitosis; fue él quien identificó por primera vez el agente causal en nuestro país. Así mismo formó un sinnúmero de investigadores que, con sus estudios, han dado luz sobre la dolencia y han sido lustre para la ciencia en América Latina.</p><p>César Uribe Piedrahíta, mi profesor y luego mi amigo, es una de las personas de la medicina nacional que se debe exaltar con más vehemencia porque era el individuo que no solamente dominaba el campo médico sino que, como un Pico de la Mirán-dola del siglo XX, era experto en antropología, en arqueología, en botánica, habilísimo pintor y tallista, propulsor de las investigaciones sobre las bondades de las plantas, así como escritor de primera línea y dotado de excepcionales cualidades docentes para inculcar en sus estudiantes la disciplina por el estudio y la necesidad de trabajar cada vez más por este país.</p><p>Parece oportuno que en estos momentos al rememorar a Carlos Chagas se haga un breve recuento de aquellas condiciones en las cuales se descubrió esta enfermedad y cómo se movieron los mecanismos de su prodigiosa inteligencia y de su instinto clínico para descubrir tal dolencia. Recordemos por un momento la verdadera ebullición científica que había a principios del siglo una vez se conocieron los descubrimientos de Pasteur, luego los de Koch sobre la tuberculosis, y los de Yersin con la peste, así como los de Ross y Grassi (o Grassi y Ross) al descubrir el modo de transmisión del paludismo para no citar sino unos ejemplos de los formidables avances de la medicina entonces.</p><p>Nuestros jóvenes en América, entusiasmados con tantos progresos ansiaban ir a Europa para beber en París la ciencia nueva que abría perspectivas magníficas para la solución de muchos problemas. Aquí, hace unos pocos días recordábamos como, por ejemplo, Luis Zea Uribe se desplaza a Europa, y al tornar trae las ideas de establecer un sistema de diagnóstico adecuado para las enfermeda-des tropicales, que se inicia con el de la fiebre tifoidea; y si pasamos a Venezuela, allá José Gregorio Hernández y Luis Razetti, con ideas similares, abren en Caracas un laboratorio para tales fines, mucho más precozmente que nosotros, y Carlos Mabran en Buenos Aires, hace otro tanto.</p><p>El Brasil no se queda atrás; muchas gentes retornan de Europa con un entu-siasmo extraordinario; entre ellas se destaca Oswaldo Gonçalves Cruz, quien al llegar a Río recibe la noticia de que una enfermedad muy seria está matando la gente en Santos; el Gobierno le encarga el estudio de la situación y es precisamente hace hoy un siglo, el 23 de octubre de 1899, cuando se encuentra con un primer enfermo y le diagnostica clínica y bacteriológica-mente peste bubónica...</p>
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