Summary: | Objetivo: explorar la experiencia y perspectiva de parteras con mujeres violentadas durante el embarazo y el parto en Jalisco, México. Metodología: se llevó a cabo un estudio cualitativo en zona rural de Jalisco, México, entre mayo y octubre de 2011 con 24 parteras, utilizando la entrevista individual, modalidad historia de vida pautada y la asamblea participativa regional como técnicas de indagación; posteriormente, los discursos fueron analizados bajo el modelo actancial semiótico. Resultados: familiaridad de las parteras con la violencia hacia la mujer durante el embarazo y el parto, atribuida principalmente a aspectos de género y ruralidad; señalan al binomio violencia-embarazo como factor de riesgo para presentar problemas obstétricos, siendo la violencia física la que más encuentran y a la pareja como principal agresor. Resalta su capacidad de diálogo y escucha activa en identificación de violencia. Refieren posibilidad de ser escuchadas en la generación de acciones frente a este problema. Discusión: necesidad de asumir una postura política estatal sobre la partería, que permita reconocer su papel en la sociedad y la posibilidad de incorporarlas en las acciones que hacen frente al problema de la violencia, y valorar los elementos propios de su ejercicio en la detección y manejo de estas mujeres.
Objetive: to explore the experiences and perspectives that a
group of midwives from Jalisco, Mexico had with women who
were abused during pregnancy and delivery. Methodology:
a qualitative study was conducted in a rural zone of Jalisco,
Mexico, between May and October 2011 with 24 midwives.
The techniques used to obtain the data were: individual
interviews, life history, and the participatory regional
assembly. After collecting the discourses, these were analyzed
using the semiotic actantial model. Results: the midwives are
familiar with the violence exercised against women during
the pregnancy and birth process; this is mainly attributed
tolocation- and sex-related aspects,which in turn shows the
combination of pregnancy and violence as a risk factor for
obstetrical problems. In addition, physical violence was the
most common type of abuse, and the woman’s partner was
the main aggressor. Finally, the midwives’ ability to speak,
listen and identify the cases of violence is worth mentioning.
Conclusion: it is necessary to assume a political stance on
midwives that would help recognize their goal in society
and incorporate them into any actions taken to stop domestic
violence while valuing the midwives’ efforts to identify and
aid thesemothers.
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