Summary: | Dos de las películas más premiadas en 2019, Joker de Todd Philipps y Parásitos de Bong Joon-ho, hablan de la ciudad. Ambas parten de una determinada visión de la ciudad como paisaje exterior para llegar a mostrar la existencia de una aglomeración que interfiere en la vida de los ciudadanos. Muestran una ciudad donde los desequilibrios mentales desestabilizan las relaciones humanas, pero también como un espacio de tensión. La crítica se refirió a ellas como dos películas que hablan de la revuelta y del malestar ciudadano, incluso utilizó el concepto de lucha de clases para definir la forma como muestran los desequilibrios entre los poderosos y los desheredados de la sociedad. El presente artículo analiza las tensiones urbanas que se describen en ambas películas partiendo del concepto de infrapolítica, entendido como algo que surge del fracaso de toda interrogación, de toda demanda ética a la política. Es algo que parte de la necesidad humana de auto-revelarse, sin propósito o cálculo. La subversión que ambas películas exploran no tiene como objetivo transformar la sociedad sino generar un ruido que sirva para evidenciar como las nuevas metrópolis son también un espacio para la marginación y la alteración mental.
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