Summary: | Nancy Scheper Hughes sostiene que al morir un ser humano, muere con él su espacio, su lugar, y a la inversa, el espacio y el lugar que el individuo habitaba, pierde a quien en ellos moraba. Para estudiar la muerte se debe considerar la historia y las condiciones sociales y económicas de la persona que fallece, el poder que alcanzo cuando estaba vivo, su sistema simbólico, sus creencias, en suma, su cosmovisión (1). En el caso de los médicos su poder, curiosamente, se basa en cómo enfrentar a la inevitable muerte.
Los ritos mortuorios que practican todas las culturas sirven para darle algún sentido a la muerte. Cuando una persona fallece queda el recuerdo que no tiene que ver con cómo fue “realmente” el difunto cuando vivía, sino con el acuerdo tácito, con el que los que “quedan vivos” desean establecer como recuerdo. Aparecen entonces el verdadero sentido del ritual funerario, el cual tiene como finalidad establecer en que categoría quedara el difunto; en la “memoria” o el “olvido”.
Pero, ¿qué pasa en las sociedades cuando estos rituales son suspendidos?, ¿cómo la epidemia y la cercanía de la muerte trasformo la cultura?, durante el pico de mortalidad por la epidemia del COVID 19
En el presente trabajo se aborda, el manejo de la condición humana sobre el nacimiento y la muerte en las sociedades occidentales con énfasis en el sistema medico occidental moderno. La pregunta de investigación se centra en describir, como la alta mortalidad y la suspensión de los rituales funerarios cambiaron la cultura y las relaciones sociales en el mundo mestizo.
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