Summary: | La teoría del actor-red ha popularizado la noción de
traducción como herramienta de inteligibilidad de las
conexiones que se establecen entre dispositivos
tecnológicos y seres humanos. No obstante, el concepto
se enfrenta a dos graves problemas. En primer lugar, no
resuelve la cuestión de cómo es posible que diversas
traducciones mantengan ciertas similitudes que les
permita hacer referencia a un mismo objeto o
contenido. En segundo lugar, no aclara cómo una cadena
de distintas traducciones se articula en una totalidad
con sentido. Para solventar tales cuestiones, Bruno
Latour ha propuesto recientemente la noción de
referencia circulante. Ésta designa un plano en el que
una cadena de distintas traducciones se articula en una
totalidad con sentido global, reconocible por actores
diversos y en múltiples contextos. Una de las
características más importantes de este plano es que
permite analizar la reversibilidad en la cadena de
traducciones. En este artículo mostraremos que en los
entornos eminentemente tecnológicos, que se
constituyen en instituciones públicas y deben ofrecer
respuestas rápidas, eficaces y fiables a las demandas de
los ciudadanos y clientes, desandar ese camino de
traducciones se torna literalmente un asunto de vida o
muerte y, por tanto, disponer de una herramienta
analítica para esclarecer ese proceso contribuye a la
comprensión y mejora de ese entorno. Nuestro trabajo
se basa en los resultados de una etnografía realizada en
el Servicio de Teleasistencia de la Cruz Roja. La noción
de traducción permite observar cómo la información es codificada en diversos soportes y a través de distintas
prácticas. Sin embargo, necesitamos recurrir al concepto
de referencia circulante para dilucidar cómo se
articulan entre sí tales traducciones y analizar cómo se
producen dispositivos de fiabilidad de su actividad.
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