Summary: | Las construcciones de la salud en torno al “cuerpo vulnerable” han devenido en el foco de tensión entre el ámbito político-sanitario y las comunidades wichí de la localidad de Tartagal. A través de ellas se disputan determinados imperativos sociales respecto de qué se entiende por “vivir bien”. En este trabajo examino las implicancias de un régimen de visibilidad donde sólo las marcas del cuerpo deteriorado activan las intervenciones socio-sanitarias en las comunidades indígenas. Dentro de un espacio social -donde las condiciones de vida indígenas se ven comprometidas por las actividades agroindustriales y petroleras- el cuerpo como testigo se convierte en el recurso con el cual los wichí cuestionan el discurso sanitario dominante. A partir de la percepción corporal, los wichí van recordando experiencias de sufrimiento enlazándolas con las condiciones de vida presentes. De este modo, las prácticas rememorativas constituyen el <em>locus</em> de enunciación por el cual intentan revertir estigmatizaciones hegemónicas.
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